Reporta la historia que entre los años 1948 y 1949, en el sector bajo de la vereda San Bartolomé, se encontraban unos trabajadores, sacando lajas que utilizaban para hacer puentes, se dice que uno de ellos encontró una laja con la imagen de Nuestra Señora de Lourdes, la cual estuvo por mucho tiempo en la gruta, luego fue trasladada a la casa cural antigua y no se volvió a saber de ella. En 1948 se tallo un nicho sobre la peña del Cerro de la Cruz, a donde se llega por un camino que conduce a la vereda San Bartolomé, distante más o menos 1km del perímetro urbano.
Es una hermosa gruta formada por un nicho natural de piedra, en sus costados descienden aguas puras y cristalinas, crecen plantas y flores silvestres; a su alrededor se teje una verde enramada con los brazos de eucaliptos, sauces y pinos, que invitan al descanso y meditación.